Os dejamos esta entrada de principios de año que teníamos en las redes sociales.
Reflexionaba sobre los propósitos, pues desde hace unos años los escribo en una libreta y vuelvo al año siguiente a leerlos. No sé si es bueno o malo, pero me hace reflexionar. Observándolos os confieso que se escapan de esos como ir al gimnasio, dejar de fumar, aprender un nuevo idioma o apuntarme a tocar un instrumento. Que están genial, pero ando mas escribiendo nombres de personas que quiero sigan en mi vida (en atención a las circunstancias) para mantenerlas ahí. De aquellas con las que quiero involucrarme más o de aquellas con quien quiero menos. También hay objetivos relacionados con el estudio. Con este proyecto. Incluyo viajes aventureros y locos que me gustaría hacer, aunque sé que la probabilidad de hacerlos bajo las circunstancias que me rodean, siendo realista, es escasa, pero estoy soñadora en los comienzos así que los escribo. También pongo otros realizables y realistas como decimos l@s psicólog@s, of course.
Me propongo, por ejemplo, ampliar los espacios de meditación activa (concepto que cazé al vuelo y con el que me identifiqué rápidamente al hacer este año pasado un programa a través de @BalanceArte. Sustituir hábitos, ya no se si malos, pero si que me he dado cuenta, que no es que resten mucho pero tampoco suman, ocupan bastante y…tengo control sobre ellos 😉.
En fin, observando las notas llego a la conclusión de que la mayoría más que propósitos son compromisos, compromisos conmigo misma.
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Y vosotr@s, ¿os atrevéis a comprometeros con vosotr@s mism@s?