Los límites son buenos, saludables. ¿Límites y distancia son lo mismo?
La forma más común de poner límite es con la distancia, bien dejando de hablar a alguien, relacionándonos menos, salir de una relación, alejarse de la ciudad, dejar un trabajo, pero muchas veces usamos la distancia sin poner límites, usamos la distancia para no poner límites.
Poner límites implica reflexionar y hablar con la otra persona arriesgando la quietud gratuita que ofrece la distancia sin más; a partir de la expresión hay consecuencias que no podemos controlar, lo único que puedes ‘controlar’ es la forma de expresarlo y tu forma de actuar.
A veces hasta que no nos duele algo no sabemos dónde está la línea. Y lo sabes cuando notas ese malestar, ese dolor. Esa emoción te habla.
El límite se expresa no desde el juicio, no desde el tú has hecho, tú has dicho, señalando, con la rabia o el miedo que te ha aparecido; ... nos beneficia, en general, poner el foco en nosotr@s primero.
Distancia sería buscar el fallo del otro o no decir nada, evitar esas emociones, hacer como que no va la cosa con nosotr@s; ocuparnos el tiempo, ..., eso es distanciar directamente. Lo que nos da claridad es ver lo que sentimos y qué es lo que ha pasado alrededor para que yo haya tenido esa sensación desagradable.
Cuando usamos el reproche o el distanciamiento directo estamos utilizando esa rabia, no para atendernos, la estamos utilizando para hacer a la otra persona responsable de lo que yo siento; y es la otra persona la que tiene que cambiar para que yo me sienta bien. Cuando algo no funciona es nuestra responsabilidad enseñarlo.
Expresar el límite no hace que las cosas sean como queremos ni que la otra persona ‘cambie’ su opinión, su actitud, solo implica una negociación para que ambas partes estén satisfechas; y muchas veces si no hay punto de encuentro entonces sí, es mejor distanciarse.
Poner límites nos hace sentir más tranquilos. Más seguros.
En ocasiones necesitamos alejarnos para ver las cosas con claridad, pensar en lo que ha pasado y mientras tanto fortalecer nuestra autoestima.
Póntelo fácil y empieza por cositas pequeñas.
Ánimo con el día. Ánimo con la Vida.
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